Lucas Capalbo, hijo de una leyenda del baloncesto uruguayo, está viviendo su primera experiencia profesional en el extranjero, el base de Centauros de Portuguesa nos contó sobre cómo se ha adaptado a la SPB, el trabajo con los otros pilotos del equipo y la influencia de su padre en su carrera.
“Esta es una liga diferente, muy física, de mucha intensidad, que me permite jugar más duro y es algo que me gusta. La velocidad del juego es alta y a mí me gusta jugar rápido, al ida y vuelta; siento que me he adaptado bien”, esbozó el base armador.
Capalbo ha disputado 10 encuentros en lo que va de temporada, promediando 12.3 puntos, 3.2 rebotes, 3.0 asistencias y 1.8 robos (sexto en la liga).
No obstante, su aporte ha sido más en lo intangible, tras formar un buen trío en la conducción con Douglas Rondón y Kelvin Peña.
“Con Douglas, por momento, nos complementamos bien, porque somos los dos pequeños y dinámicos. Servimos para bajar la formación, presionar y correr todo el campo, muchas veces nos viene bien. También con Kelvin en media cancha, él nos ayuda con su experiencia y me permite tener más tiempo de juego”, explicó el primogénito de un histórico de la selección charrúa, como lo fue Marcelo Capalbo.
Precisamente, el todavía novel jugador de 24 años de edad, reconoció que lo realizado por su padre sembró en su familia esa pasión por el baloncesto desde muy chico, y que ha tenido en Marcelo a su gran guía dentro de su todavía corta trayectoria. Sin embargo, Lucas no cobra indulgencias ajenas y quiere dejar su propio legado.
“Mi papá siempre me puso en el deporte, aunque me dio la libertad de elegir. De pequeño jugaba al fútbol también, pero la cercanía al basket hizo que me terminara enamorando. A él lo tengo como mi gran apoyo. Me ha dejado labrar mi propio camino, nunca he sentido presión por ser hijo de Capalbo, el hizo su carrera, que fue muy buena, ahora me toca a mí hacer la mía, y qué mejor que hacerlo teniéndolo a él guía y como apoyo”, cerró el piloto de la “Raza Guerrera”.